Los trastornos del sueño, ya sea dificultad para dormirse, mantenerse dormido, o despertarse demasiado temprano por la mañana, son frecuentes tanto entre los niños que se desarrollan normalmente como en los niños con TEA.
Los niños de edad escolar con un desarrollo típico suelen necesitar de 10 a 11 horas de sueño. Sin embargo, algunos niños con TEA parecen necesitar menos. Es importante tener este dato en cuenta, pues el acostar a un niño demasiado temprano para que pueda “dormir más” puede causarle más dificultad para dormirse.
Los padres pueden ayudar a sus hijos a desarrollar mejores patrones de sueño, pero antes de implementar un programa es importante tener en cuenta la siguientes premisas: Elegir las ideas que sean más compatibles con el estilo de vida de la familia, empezar a poner en marcha el plan cuando se tenga el tiempo y la energía de evaluar su efecto, empezar con un pequeño cambio, y después agregar otros cambios poco a poco, ser pacientes y saber que pueden pasar más de 2 semanas antes de notar alguna mejora.